lunes, mayo 01, 2006

Un preciado boletito


Seguramente muchos conocen esa tradición, cuento o leyenda urbana de los números en los boletitos; tal vez mejor que yo. Se supone que cuando subes a algún transporte en el que te den un boleto numerado y encuentras que la suma de estos numeros da 21, entonces puedes intercambiar el boleto por un beso (¿Con el chofer?).


Con base a este cuento, un grupo de amigos y yo, que tenemos la costumbre de irnos la salir de la escuela, habíamos estado obsesionados en que nos saliera el número 21 en los boletos que nos dan en el trolebus. Total, que un día que estabamos echando relajo y hablando de tonterías, hicimos un pacto con nuestras almas.

Dijimos que deberíamos obtener en nuestros 4 boletos números consecutivos y que alguno de ellos tuviera la suma de 21, si no, nuestras almasvivirían penando fuera de la escuela toda la eternidad intentando obtener el 21.

Pues pasaron 2 meses después de ese pacto y el 21 se nos escapaba descaradamente. A veces nos subíamos y ya cuando veíamos los boletos y hacíamos la suma salían: 17,18,19 y 20 ó 22,23,24,25... en algunos casos no estabamos los 4 juntos y el cuarto boleto que hubieramos obtenido de estar todos juntos sería el mugroso 21.

Ya me estaba haciendo a la idea de perder mi alma, y rezando poque Dios no hubiera tomado en serio nuestro pacto... hasta que el destino decidió librarnos de este pacto que se había vuelto maldición.

El jueves 27 de abril del año 2006 salíamos de la escuela, los cuatro juntos. Y quisimos irnos en el trole para tratar de romper la maldición. En lo que tardo en llegar el medigo transporte, nos hicimos de palabras; como buenos amigos que somos nos peleamos muy seguido... :) ...nada serio, puro relajo, pero el grupo se didvidió y la única mujer del grupo se encapricho y se subió al primer microbus que pasó y nos abandonó. Decidimos no seguirla.

Seguimos esperando el trolebus, paso uno, pero parecía que no estaba dando servico pues no tenía ningún letrero de hacia donde iba. Para nuestra sorpresa nos abrió la puerta y nos levanto.
Compramos nuestros boletitos y... ¡¡¡Oh sorpresa!!!... sumaban 18, 19 y 20... ¡nos faltaba un mosquetero para romper la maldición!....

Ya decepcionados de nuestra mala suerte nos sentamos a contemplar los boletitos. Uno del grupo, entonces, tuvo la idea de comprar el cuarto boleto para pro fin romper la maldición; cooperamos y lo compramos.... por fin, el glorioso 21 se presentaba ante nosotros....
Al llegar al metro, nuestra amiga nos estaba esperando y le dimos la buena noticia: ¡Ya salvamos nuestra alma!

Así terminó nuestra gran odisea; los boletos los vamos a enmarcar para conservarlos toda la vida...en serio...

Fue un momento muy feliz. Hacía mucho tiempo no me reía tanto o me sentía tan contento de estar con mis amigos. Son esos momentos espontáneos, tan estupidamente simples y lindos que te hacen sentir vivo, feliz; momentos que me gustará recordar el resto de mi vida. Todo gracias a un preciado boletito.

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